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En este caso, el perro del demandante, de raza híbrida, fue atacado y gravemente herido por los perros del demandado, dos rottweilers. Los rottweilers estaban sueltos, sin bozal, y atacaron al perro del demandante supuestamente después de que este provocara a los rottweilers ladrándoles. Los rottweilers de la demandada se consideraban de "raza potencialmente peligrosa", y la demandada tenía documentos que demostraban que era consciente de ello y que era responsable de ellos.
El tribunal debatió la indemnización que debía concederse a la demandante por el sufrimiento emocional y los gastos derivados del ataque. Señaló que el daño emocional es el "el dolor, sufrimiento e incluso aflicción subjetiva que experimenta una persona, frente a un hecho o acto adverso." El tribunal razonó que el sufrimiento que experimentó la demandante se debió al ataque a su familia, dentro de la cual su perro se incorpora bajo la idea de una familia multiespecie. El tribunal razonó que "[el perro] no puede equipararse solo como un objeto o bien de propiedad de la demandante, bajo la regla de los derechos reales, sino, se debe entender que existe un vínculo de connotación diferente entre las personas que tienen un vínculo con animales domésticos….” A continuación, el tribunal analiza la legislación que establece las condiciones necesarias para proteger tanto a los animales salvajes como a los domésticos, y para reconocerlos como animales "sensibles" que merecen un trato justo y vivir en condiciones adecuadas.
El tribunal concedió daños morales y consecuentes a la demandante en virtud del concepto de familia multiespecie como consecuencia del ataque a su perro por parte de los perros del demandado.